Tras la reciente aprobación en el Congreso, por unanimidad, de un préstamo de $500 millones con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para que el ICE invierta principalmente en la generación de energía geotérmica; distintos sectores celebran el camino del país hacia el mejor aprovechamiento de energías alternativas. No obstante, la nación aún tiene pendiente un largo recorrido en el tema de energías renovables, especialmente en términos de la generación por vía solar, una de las fuentes con mayor potencial en el país.
Para Fernando Ortuño, Director de la empresa de energía solar ®greenenergy, desde una perspectiva realista, en la actualidad, la energía solar es la que puede garantizar una provisión suficiente para llevarnos a la independencia energética, no solo por las razones obvias de la cantidad de radiación solar que recibe el territorio nacional, sino porque cada vez es más rentable invertir en ella y además es más sustentable en el tiempo.
No obstante, una investigación reciente de la Asociación Costarricense de Energía Solar (ASESOLAR), reveló que en el país solo un 0,34% de la energía que se consume viene de fuentes solares. De aquí que a febrero del 2018, el país apenas disponga de una capacidad solar instalada de 27 Megavatios (MW).
Comparativamente el análisis de ACESOLAR muestra un rezago costarricense en cuanto a su aporte de energía solar ya que, mientras en Costa Rica es de 0,34%, en Alemania se acerca al 6,2%, en Italia es del 7,2%, en Guatemala abarca el 1,8%, en EE.UU. llega al 1,4% y Honduras logra hasta un 10%.
“A nosotros nos gusta mucho una campaña efectuada por uno de nuestros proveedores, Fronius, que es el concepto de #24 horas de sol. Es decir, esa idea de que podríamos ser 100% renovables con solo aprovechar la luz del sol y que esto sería suficiente para darnos sostenibilidad, prosperidad e independencia, no solo del combustible fósil, sino de la necesidad de estar siempre interconectados por una red”, explicó Fernando Ortuño, de ®greenenergy.
Para el Director de ®greenenergy, otro potencial de la energía solar es su capacidad de poder llevar alternativas de desarrollo y accesibilidad a comunidades donde la infraestructura eléctrica tradicional no es viable ni desde el punto de vista práctico, ni económico. “Nosotros ya hemos efectuado algunos proyectos con escuelas alejadas en la zona norte del país y lograr este tipo de cosas es totalmente viable con la tecnología con que se cuenta actualmente”, explicó.
Esta visión está ligada estrechamente al Acuerdo de París, firmado por la comunidad internacional (posteriormente Estados Unidos, bajo la administración Trump, se retiraría), el cual promueve el uso de energías alternativas y la democratización de su acceso para el desarrollo humano.
Poco después de la firma del Acuerdo de París, al cual el país está suscrito, La Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena) estimó que, para cumplir con el mandato del acuerdo, haría falta duplicar la instalación de fuentes limpias en los próximos 15 años, además de una inversión anual de $900.000 millones al 2030. Las dos áreas en las que se esperaba un mayor crecimiento eran la energía solar y la eólica. El objetivo planteado por el grupo de países era que la cuota de energías renovables sobre el consumo total de energía, en el mundo, debía llegar a un 36% al 2030.
En Costa Rica, ya existe un marco regulatorio para la generación distribuida proveniente de fuentes alternativas, de forma que, por ejemplo, una persona, familia o empresa puede contar con sus propios paneles solares y autoabastecerse y además continuar formando parte de los abonados a la red eléctrica nacional. Ese camino abierto recientemente, sin embargo, implica apenas los pasos iniciales para que la matriz energética del país se vaya diversificando y aproveche de mejor manera la energía solar.
Energía solar sobre los hombros de un gigante
De acuerdo con Fernando Ortuño, estimaciones científicas señalan que en una sola hora de sol, los rayos depositados en la tierra equivalen al potencial de energía que la humanidad necesita por un año entero.
Para países como China este potencial energético del sol es tan evidente como su propósito en convertirse en una potencia mundial de las energías alternativas. Este es el país que ha invertido más extensamente en este campo dedicando en el 2017, $126.000 millones a su desarrollo, un presupuesto 30% por encima de la inversión dedicada en el 2016. La generación de energía solar es, de hecho, uno de sus principales focos de atención. Al 2020 China tiene la expectativa de generar un equivalente a 110 Gigawatts con fuentes solares.
El fenómeno no acontece solo en China, de acuerdo con el Bloomberg New Energy Finance (BNFE), la inversión en energías renovables llegó a los $333.500 millones, lo que significó un crecimiento del 3% y la segunda cifra más alta de la historia. El crecimiento en la inversión ha estado enmarcada en un aumento sensible de las instalaciones fotovoltaicas en el orbe. Esta tendencia se explica en gran parte a que los costos de la tecnología solar han visto una disminución de hasta un 25% por megavatio generado.
Como explica Fernando Ortuño, de ®greenenergy, “en este contexto el país se encuentra inmerso dentro de una coyuntura internacional en la que no solo está llamado a aproximarse más a la energía solar desde el punto de vista de los acuerdos internacionales adquiridos; sino también por el hecho de que esta fuerte de energía se está volviendo cada vez más atractiva económicamente para un país que pudiera estar sacando el máximo provecho de ella”.
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