Hace unos meses, haciendo limpieza a fondo en casa, me encontré aparatos eléctricos en desuso, documentos sin valor, ropa que ya no me queda, juguetes de infancia que algún otro niño podría aprovechar, en fin… sonó la “alerta de acumulador” por todas partes.
Pese a la alarma, la experiencia me hizo reflexionar sobre la acumulación emocional, todos aquellos sentimientos y emociones negativas que almacenamos con el tiempo sin responsabilizarnos de sacarlos de nuestra “maleta de vida” sumando peso a nuestro viaje personal, haciéndolo más fatigante e incluso impidiéndonos cumplir con objetivos o propósitos que nos hemos propuesto en nuestro desarrollo personal.
Definitivamente la vida nos lleva a lugares que nunca imaginamos, es un vaivén, un sube y baja constante, pero alguna vez ha hecho un alto y se ha preguntado ¿qué tipo de viajero es usted en su vida? ¿Viaja ligero o carga peso? ¿qué tipo de viajero es usted? Detenerme a responder estas preguntas introspectivamente me ha ayudado a reflexionar sobre hábitos y tipos de acumulaciones que confrontamos cotidianamente, tanto desde la perspectiva emocional como material.
Aprovecho este espacio para invitarle a reflexionar sobre su propia “maleta de vida” y saber elegir qué llevar en maleta y cuánto peso está dispuesto a cargar.
Le comparto 5 consejos que podrían ayudarle a elegir qué llevar en su equipaje de vida:
En este camino es bueno recordar el relato que el filósofo Hu-Ssong compartió con sus discípulos: «Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra. Igualmente la cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar. ¿Qué piensan ustedes de ese hombre?»
– «Que es un necio», respondió uno de los discípulos. «¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?»
Dijo Hu-Ssong:
– «Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos. Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro.»
Por Gustavo Paz